AC MEDELLIN: Una vocación para toda la vida Encuentro con la AC de Medellin el 25-26 de agosto de 2016
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A veces pensamos que nuestro compromiso en la Acción Católica es solo ir a las actividades y reuniones. Sin embargo nuestra vocación es una respuesta concreta a la invitación de Jesús de ser sus discípulos misioneros, de seguirlo y de anunciarlo, de asumir la totalidad de la misión de la Iglesia como propia, de hacerlo en comunidad, con otros, para que se manifieste en nuestro andar la misericordia y la buena noticia del Evangelio, especialmente con aquellos que más lo necesitan.
Días pasados tuvimos el regalo de Dios de compartir, junto con Rafael Corso, presidente nacional de la AC Argentina, con los amigos de la AC Medellín – Colombia, una jornada fraterna de oración, de misión y de formación.
La visita a la ciudad con sus flores multicolores, la calidez de su gente y sus enormes Boteros, comenzó por la oración en la Catedral, junto a los miembros de la Junta Arquidiocesana con quienes peregrinamos a través de la puerta Santa para encomendarnos a la misericordia de nuestro Padre, llevando en el corazón las intenciones de familiares y amigos y las de los grupos de AC.
Visitamos el centro y gracias al metro y a un moderno teleférico llegamos a la “capilla comedor”, en la localidad de Vallejuelos, en la periferia, donde la Hermana Amparo Montoya y su equipo, en el que colaboran algunos miembros de AC, enmarcó, sin darse cuenta, nuestra visita en lo esencial: dar los dos panes. El pan del alimento espiritual y el pan del sustento diario. La eucaristía y el almuerzo. Como un único pan donde Jesús se manifiesta. Allí todos encuentran “muy buena comida”, los chicos antes o después de ir al colegio, las madres de algunos que trabajan para todos y los más grandes, los abuelos. Fue un testimonio rotundo, de hacer visible la misericordia, de animarse a ser protagonista del desarrollo integral de muchas personas que en el barrio empobrecido vuelven a creer que el Amor es más fuerte.
Luego de compartir la amistad, un muy buen almuerzo y de poder ver al pueblo, con sus distintos matices, desde “un dron natural” el cerro Nutibara, que está enclavado en el valle, nos encontrarnos con los adultos y con los jóvenes en la casa de la AC, que en el medio de la ciudad quiere ser también un oasis de misericordia.
Ellos expresaron la alegría de vivir como familia, de celebrar, de orar, de ir al encuentro como una AC en salida, que quiere llegar a todos, no como quien va de paseo o “de shopping”, sino como quien va a escuchar, a compartir, a proponer, en medio de la gente. Rezando juntos, poniendo en el centro la Palabra de Dios, dando espacios para la formación, la participación, para el trabajo en comunión y la recreación.
Hemos puesto en común las experiencias, las esperanzas y las dificultades, para ayudar a crecer los grupos, para ofrecer itinerarios de formación a sus miembros, para hacer mas misionera la presencia y participación en las parroquias, en los distintos ambientes de vida, en un mismo sentir con la Iglesia diocesana y su obispo, en el servicio en las comunidades donde está presente la AC, “que a los compromisos intraeclesiales, sabe unir aquellos de contribuir a la transformación de la sociedad para orientarla al bien“ como nos recuerda el querido papa Francisco.
A lo largo de la jornada fuimos reflexionando sobre los desafíos a asumir:
- Crecer en el servicio misionero, en cada comunidad donde está presente la AC. Todo en clave misionera
- Desarrollar espacios de formación de dirigentes para los distintos grupos y para la sociedad.
- Ofrecer subsidios de formación para los miembros de la AC
- Participar activamente en la pastoral diocesana y proponer la AC a todas las parroquias de la diócesis. Niños – Jovenes – Adultos
- Trabajar con todos a favor de la paz y del bien común, especialmente en el servicio a los más pobres.
Como madre de corazón abierto, hemos vivido un acontecimiento de Iglesia. Experimentamos la hospitalidad del Padre Mariuz y su comunidad de Palotinos, que como hermano mayor en la fe, es guía y asesor para los jóvenes; las atenciones y las charlas con los dirigentes arquidiocesanos, la presidenta Lucila, Alvaro, Clarita, los dirigentes de jóvenes y su coordinador Mario, la alegría de los jóvenes, la perseverancia de los adultos, las ganas de todos de “patear para adelante” en un contexto difícil y lleno de esperanza.
Al estar allí agradecí y recordaba que Medellín fue sede de la II Conferencia General del Episcopado de América Latina y El Caribe, en 1968, donde se manifestó una presencia profética de la Iglesia, como misterio de comunión misionera, reflexionando sobre los signos de los tiempos en el continente e invitándonos a lograr una fe lucida y comprometida, para la promoción integral del hombre y de todos los hombres, en el marco del Concilio Vaticano II.
A seguir adelante con coraje, perseverancia, generosidad y corazón misericordioso!
Gracias Amigos! Alabado sea Jesucristo!
Ing. Emilio Inzaurraga
Coordinador Foro Internacional de Acción Católica – FIAC
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- Encuentro con la AC de Medellin el 25-26 de agosto de 2016
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