Queridos jóvenes de la Acción Católica:
En estos tiempos de prueba, estamos llamados a reunirnos en oración, un instrumento concreto que ahora más que nunca nos hace superar las distancias y nos une como hermanos.
Como Coordinadora de Juventud del FIAC queremos proponeos que vivais juntos un momento de oración durante el Domingo de Ramos, 5 de abril de 2020 (por el rito bizantino el domingo 12 de abril de 2020), en el que también celebraremos la Jornada Mundial de la Juventud.

La invitación a estar juntos en oración también nos ayudará a fortalecernos para continuar viviendo nuestra vida diaria con la fe y a “levantarnos” después de este difícil período.

Así nace la idea de rezar junto a todos los jóvenes del mundo, con el deseo de unirnos y sentirnos cerca unos de otros, como la gran familia que somos y que siempre hemos sido. Después de rezar juntos, nos comprometemos a compartir nuestra reflexión a través de una imagen, una foto, una frase, una canción y a hacer un “post” o una historia en las redes sociales, etiquetando los perfiles del facebook y del instagram del FIAC.

Además, también aprovechamos esta oportunidad para lanzar la iniciativa “RINCÓN DE PASCUA”: una invitación a crear, durante la Semana Santa, en nuestras casas y/o en nuestras habitaciones, un lugar de oración, junto con los objetos que acompañan nuestra vida espiritual (como la Biblia, un crucifijo y/o un icono, una vela, un pequeño globo terráqueo, la imagen de un santo que nos acompañe …)… hagámosle una foto y compartámoslo con nuestros amigos.

Un abrazo a cada uno de vosotros y feliz Pascua.

Luisa, Michele y todos los amigos de la Coordinación Juvenil del FIAC.

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XXXV DÍA MUNDIAL DE LA JUVENTUD 2020
“Joven, a ti te digo ¡levante!” (Lc 7, 14)

Después de un momento de oración juntos en el que nos encomendamos a la Virgen María, leemos el mensaje que el Papa Francisco nos dió para la XXXV Jornada Mundial de la Juventud.

Tomémos un tiempo para reflexionar.

Para ayudar a la reflexión: el Papa ha decidido que el verbo que acompañará el viaje a la JMJ en Lisboa es “levantarse”, asumiendo también el significado de levantarse, despertar a la vida. ¿Cómo queremos vivir, en nuestro tiempo, como jóvenes “de pie”?

Nuestro planeta se enfrenta a una gran batalla sanitaria, que afecta a todos los países de diferentes formas. Seguimos rezando y reflexionando ayudándonos con las palabras que el Papa Francisco nos dió el 27 de marzo, durante el extraordinario momento de oración en este tiempo de pandemia.

Leamos el pasaje en el que “Jesús calma la tempestad” (Mc 4, 35-41)
Aquel día, al atardecer, les dice Jesús: «Vamos a la otra orilla». Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó una fuerte tempestad y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba en la popa, dormido sobre un cabezal. Lo despertaron, diciéndole: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?». Se puso en pie, increpó al viento y dijo al mar: «¡Silencio, enmudece!». El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo: «¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?». Se llenaron de miedo y se decían unos a otros: «¿Pero quién es este? ¡Hasta el viento y el mar lo obedecen!».

http://w2.vatican.va/content/francesco/es/homilies/2020/documents/papa-francesco_20200327_omelia-epidemia.html

Reflexionemos, de nuevo, con las palabras del Papa:
 ” Aquel día, al atardecer” (Mc 4:35).
Así comienza el Evangelio que hemos escuchado. Durante semanas parece que la noche nos ha llegado. (…) Como los discípulos del Evangelio, fuimos sorprendidos por una inesperada y feroz tormenta. (…) En este barco… estamos todos. Es fácil reconocernos en esta historia. (…)

Pregunta: ¿Cómo estás experimentando esta tormenta?
Lo que es difícil es entender la actitud de Jesús (…) es la única vez, que en el Evangelio, vemos a Jesús durmiendo (…) Cuando se despierta, después de haber calmado el viento y las aguas, se vuelve a los discípulos en tono de reproche y les dice: “¿Por qué tenéis miedo? ¿Es que no tenéis fe?” (v. 40). Tratemos de entender. (…) una vez invocado, Jesús salva a sus desconfiados discípulos.

Pregunta: ¿Hablas con Jesús? ¿Cuidas de su vida espiritual? ¿Cómo te ayuda la oración?
La tormenta desenmascara nuestra vulnerabilidad y deja al descubierto esas falsas e innecesarias certezas con las que hemos construido nuestras agendas, nuestros planes, nuestros hábitos y prioridades. (…)Con la tormenta, el modelo de esos estereotipos con los que disfrazábamos nuestros “egos” siempre preocupados por nuestra propia imagen ha caído; y una vez más, se ha descubierto esa (bendita) pertenencia común de la que no podemos escapar: ser hermanos.

PREGUNTA: en estos días, ¿Puedes reflexionar sobre las consecuencias y causas de esta tormenta? ¿Cómo crees que será el “después” cuando termine esta emergencia sanitaria?
En esta oración nos acompaña un gran amigo nuestro, el joven beato Piergiorgio Frassati.

Pedimos su intercesión en memoria de su nacimiento, que tuvo lugar el 6 de abril de 1901, y le pedimos por todos los jóvenes del mundo:

Santo Padre, fuente de amor,
agradecemos el testimonio
del Beato Pier Giorgio Frassati.
Que de su ejemplo aprendamos
a conocer y amar a tu Hijo Jesús,
a alimentarnos de su Cuerpo, el pan del alma,
a seguirlo en el servicio de los pobres,
y así encarnar el espíritu de las Bienaventuranzas.
De Pier Giorgio, aprendamos a tener
un corazón abierto a la vida, acogedor,
generoso y lleno de alegría.
Ayúdanos, Señor
a elegir los caminos “hacia lo alto”,
no conformarnos con compromisos,
sino seguir a tu Hijo en el camino de la cruz,
lo que nos lleva a la salvación eterna.
no conformarnos con el compromiso
a seguir a tu Hijo por el camino de la cruz,
que nos lleva a la salvación eterna.
Padre, escucha nuestra oración
y por la intercesión del Beato Pier Giorgio…
concédenos la gracia que te pedimos,
a través de Cristo nuestro Señor.

​Ave Maria, Gloria
y una obra de misericordia.

CAMINEMOS JUNTOS HACIA LA PASCUA
El Señor se despierta para despertar y revivir nuestra fe Pascual.
Tenemos un ancla: en su cruz nos hemos salvado.
Tenemos un timón: en su cruz hemos sido redimidos.
Tenemos esperanza: en su cruz hemos sido sanados y abrazados para que nada ni nadie pueda separarnos de su amor redentor. Amén.

Cantamos el Padre Nuestro.