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Jubileo y AC. La Acción Católica como evento de Misericordia

por Mansueto BIANCHI
Asistente eclesiástico general de la Acción Católica Italiana y Asistente eclesiástico del FIAC

Como Iglesia, cruzamos la puerta del Jubileo de la Misericordia. Es un año de gracia querido por el papa Francisco, tan cercano a su sensibilidad y a su estilo, pero también tan en sintonía con el corazón del evangelio y de la Iglesia: evento de misericordia para la persona herida por el mal. Este Jubileo es un modo para aprender qué quiere decir Iglesia de misericordia, caminar al encuentro de las personas con ese corazón y ese rostro, grabar esta dimensión central del evento cristiano en nuestros recorridos pastorales y los itinerarios formativos.

Por eso tiene sentido preguntarnos qué quiere decir para la Acción Católica vivir el Jubileo de la Misericordia.

Forma parte del estilo de la Acción Católica no colocarse en paralelo a las Iglesias en su ser transversal, proponiendo itinerarios y motivaciones propios: nos situamos en las diócesis y en las parroquias, y con ellas asumimos el don del Jubileo, buscamos propagarlo en la vida, en los comportamientos, en las estructuras, en las organizaciones y en la propuesta que, como ciudadanos, llevamos al interior de la convivencia social.

El estilo de la Misericordia tiene ante todo una dimensión personal que se arraiga y forma clima en el corazón de la persona, es decir, desde nuestros alejamientos quiere retornar al Señor, con las ropas rasgadas y manchadas, con la carrocería de la vida abollada. El primer prodigio de la Misericordia de Dios somos nosotros mismos: perdonados, interiormente pacificados, capacitados para mirar a los otros y a las cosas con la mirada serena y amical, de alianza, con la que Dios nos mira.

Pienso que la Acción Católica debe asumir el “estilo” de la Misericordia también en el interior de las relaciones eclesiales, las parroquias y las diócesis: se trata de buscar siempre el encuentro y estar siempre a su servicio, el “nosotros” de la sinodalidad y de la colaboración, también con otros itinerarios eclesiales, aún cuando las actitudes de organismos o de las personas parecen ser indiferentes o incluso repulsivas respecto a las propuestas de Acción Católica. Significa querer bien al obispo y a nuestros sacerdotes, no dejarlos solos, incluso humanamente, construir los puentes de las relaciones y del diálogo sin dejarnos “congelar dentro” de períodos particularmente fríos.

Sobre todo, pienso que la Acción Católica debe recorrer las sendas de la Misericordia pensándose y proyectándose como “Iglesia en salida”. El tema de la Misericordia nos confía a un modo de ser Iglesia que no es más introvertido, autorreferencial: la Misericordia no un instrumental para jardines o salones sino para el camino, para el fango, para las heridas de las trincheras y de las fronteras. La Misericordia es instrumental típico de la misión, de la salida hacia la vida, hacia las situaciones de las personas. La Iglesia no puede seleccionar sus destinatarios, no puede preestablecer el punto de partida. Nosotros indicamos una meta y un camino, pero éstos son ofrecidos a todos, precisamente a todos, no a categorías seleccionadas. El punto de partida no lo predeterminamos nosotros, lo recibimos tal como es. Esto es un don, no un obstáculo.

Nuestras Iglesias parecen cansarse mucho, a veces quizás se resisten a este repensarse “en salida”, hacia la gente de los callejones y de los setos, mendigos, ciegos, lisiados, ofreciendo a todos la ropa y el banquete nupcial (cf. Mt 22, 9-10).

Misericordia y Misión se llaman y se incluyen recíprocamente, como condición vital de una para la otra, y ambas como corazón del Evangelio y por eso alma y tarea de la Iglesia. La Acción Católica elige entonces estar dentro de las diócesis, dentro de las parroquias, como una fuerza y una voz profética que llama, persuade e impulsa a convertirse -en el corazón y en las manos- en Iglesia de misión, Iglesia de Misericordia.

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por Mansueto BIANCHI
Asistente eclesiástico general de la Acción Católica Italiana y Asistente eclesiástico del FIAC
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